Este microapartamento tiene espacio para trabajar, dormir, cocinar y comer gracias a sus muebles empotrados.
El arquitecto neoyorquino Michael Chen es conocido por sacar espacio de donde no lo hay. Sin embargo, este piso de 21 m² en Manhattan fue un verdadero reto para él. Además de pequeño, estaba destartalado. “La verdad es que al principio me costó enfrentarme al proyecto. No estaba seguro si iba a poder hacer algo. El suelo estaba inclinado, el techo se había hundido y el piso era realmente diminuto”, recuerda. Finalmente, se las ingenió para reconvertirlo en un espacio diáfano y útil, donde se puede vivir, trabajar y hasta recibir amigos.
Quién vive aquí: una profesora Situación: Nueva York Superficie: 21 metros cuadrados Arquitecto: Michael Chen Fotografía: Alan Tansey El piso pertenece ahora a una profesora cuya familia lo compró en los años 60. Antiguamente, el apartamento contaba con dos habitaciones y un pequeño baño. Había una nevera, pero no tenía una cocina como tal y la dueña solía ir a comer a los restaurantes de la zona. El apartamento se encuentra situado en West Village, un barrio de la ciudad con mucha vida. Cuando se animó a reformar, la cocina fue una prioridad. El arquitecto optó primero por derribar los tabiques. Después, en una de las paredes del salón diseñó un mueble empotrado multifuncional. La parte de la derecha del mueble está revestida de madera de fresno teñida en blanco. La zona de la izquierda, lacada en el mismo color, es un mueble formado por varios componentes extraíbles.
El arquitecto diseñó el frontal de los muebles totalmente liso, sin ningún accesorio ni pomo. “Lo que se usa a diario debe ser agradable al tacto”, afirma.
Michael K Chen Architecture
En el frontal de la izquierda, una caja extraíble con enchufes contiene el ordenador. De otro módulo (más abajo) sale una mesa extraíble de 1,80 metros.
El gran reto de arquitecto fue integrar una mesa de grandes dimensiones en un piso tan pequeño. “En 21 metros cuadrados se pueden superar algunos desafíos, pero no se puede tener una mesa en la que quepan entre cuatro y cinco personas. Una mesa como esta es idónea porque puedes recibir amigos, planear una comida o trabajar. Por eso, me esforcé mucho en ella”, cuenta Chen orgulloso.
La mesa funciona, además, como encimera para la pequeña cocina situada al fondo. Las sillas plegables transparentes son un diseño de los años setenta. Cuando no se están usando se pueden plegar y, así, liberar espacio.
Los amplios cajones ofrecen mucho espacio para los utensilios de cocina.
En los armarios de la parte superior se guardan libros y cd´s.
Un enorme cajón funciona como armario para ropa. Hay dos armarios más en la entrada y en la zona a la derecha de la cama.
La mayor parte de la ropa se guarda en el armario situado junto a la cama.
La cama, hecha a medida, está lacada en rosa y equipada con un sistema mecánico de la firma Häfele. Tiene un cabecero de mohair azul. Cuando la cama está desplegada, se extrae un delgado tabique de madera de la pared que hace de separador entre el dormitorio y el resto del apartamento.
Encima del cabecero hay una pequeña estantería con luces led en la que hay libros y un despertador. “Cuando la cama está desplegada parece como si estuvieras en una habitación de hotel. Hemos tenido en cuenta hasta el mínimo detalle”, cuenta el arquitecto.
Como ya hemos comentado, el gran reto de este apartamento fue equiparlo con una cocina.
La cocina se sitúa al fondo del apartamento. Es totalmente negra para resaltar su volumen. El salpicadero, la encimera y el fregadero son de Corian negro. “Los accesorios y todos los huecos y esquinas son negros. De esta forma, es como si quedasen en la sombra y así la cocina no domina toda la habitación”, cuenta el arquitecto.
La nevera se limita a un compartimento extraíble. Su temperatura es regulable, de forma que sirve como nevera, congelador o nevera para vinos, aunque no al mismo tiempo. De lo único que no dispone la cocina es de lavavajillas.
La columna negra en medio de la cocina es la parte de atrás del lavabo del baño. “La cocina y el baño forman juntos un cubo totalmente compacto y negro”, aclara el arquitecto.
ANTES: En el apartamento había goteras y además todas las tuberías tenían que ser renovadas. El techo de la habitación se hundía y el suelo estaba inclinado. “El apartamento estaba en muy mal estado”, cuenta Chen. “Además, hay que tener en cuenta que el edificio tenía 150 años de antigüedad y que la vivienda era muy pequeña. En cualquier caso, estaba claro que la reforma costaría bastante dinero”, aclara. Sin embargo, para tratarse de un apartamento en Nueva York y de una reforma completa, consiguieron ajustar bastante el presupuesto. Los costes en sí no eran su mayor preocupación: “Se puede invertir un dineral en un proyecto y así para cada problema te aseguras una solución. Pero la pregunta es si esto es honesto de cara al cliente. Cuando comencé este proyecto, no estaba seguro si podíamos hacer algo bueno que justificara el gasto. Al final, el resultado ha sido excelente”, opina el arquitecto.
DESPUÉS: Chen tiró los tabiques para conseguir un salón diáfano. Las paredes se han recubierto con una capa aislante y resistente al agua. La vivienda está decorada con muy pocos muebles: un sofá tapizado en lana rosa, alguna mesita auxiliar y estanterías. El mueble empotrado multifuncional funciona también como espacio de almacenaje. La pantalla de televisión está integrada en un panel móvil que se puede orientar hacia los lados.
El baño es completamente nuevo. Es de pequeñas dimensiones para dejar sitio a la cocina. La propietaria quería decorarlo en blanco y negro. “Queríamos conseguir una sensación de amplitud, aunque fuera pequeño”, cuenta el arquitecto. El suelo de la ducha es de Corian negro. El del baño es un mosaico de azulejos hexagonales.
Las estanterías de la ducha están construidas a media altura de la pared porque debajo se encuentra el hueco de la escalera. “Intentamos aprovechar el espacio al mázimo”, prosigue el arquitecto. Las ventanas son nuevas. Tienen un marco de aluminio y un vidrio esmerilado que proporciona privacidad, pero deja entrar la luz.
El lavabo (incluyendo la pila y el mueble) es de Corian negro y está hecho a medida. Se ha elegido este material porque su superficie repele el agua.
Junto a la entrada, a un lado, hay un pequeño cuartito de 1,50 m de altura que desemboca en un mini trastero. Este cuartito está separado del salón principal por la salida de humos del edificio, por lo que el arquitecto no pudo incorporarlo al espacio central. Para esta zona, con el techo inclinado, se ha diseñado una cómoda con seis cajones. En el fondo se abre una puertecita que da paso al trastero. A la derecha hay un armario empotrado con una barra extraíble para colgar prendas. Para poder acceder a los cajones de la cómoda, la propietaria tiene que agacharse un poco, pero el arquitecto consideró importante incorporar en esa pared un lugar de almacenaje. “El apartamento se amplía visualmente con esta pequeña entrada. Cuando bajas las escaleras y encuentras el recibidor en el lateral, el conjunto es más agradable”, cuenta.
Los planos detallan las múltiples funciones del mueble empotrado del salón, sus elementos extraíbles y donde se sitúa cada uno de ellos.
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